Hoy fue un día importante, tomé una de las primeras decisiones como persona "adulta" (Nótese el uso de comillas). Y no, no fue interesante, no tuve un orgasmo, no soy más alta, no nada de nada. Bueno, sí pasó algo. Estoy preocupada, tal vez eso defina mi futuro, quizá me arrepienta de ell0 y no habrá nadie a quién echarle la culpa.
Pero ya pensé en eso y encontré la solución: Le echaré la culpa a mi horóscopo, si las cosas salen mal de nuevo lo único que haré es dar un discurso más o menos así 'Oh, la culpa es de los astros, se alinearon de manera errónea y eso perjudicó mi vida, yo no tuve nada que ver, ese fatídico error ya venía plasmado en mi carta astral, nada ha sido culpa mía'.
Sí, eso diré, ya lo estoy memorizando para vomitarlo justo cuando empiecen los reproches y señalamientos con su feo dedo índice. Sé que eso es tan risible, me quita madurez y credibilidad... ¡Bah! no me importa eso porque no me gustó mi intento de ser "adulta" y además... Oh, ha empezado Phineas y Ferb, no puedo continuar con este post, adiós.

Today is gonna be the day...

Sí, hoy será EL día. Sé que todos los días al levantarme lo digo, pero HOY es distinto, HOY SÍ lo será. Cuando llegue la Luna y deba ir a dormir, me recostaré en la cama y por un momento reflexionaré sobre EL día que se ha ido. ¿Y en qué se irá? ¿Por qué será distinto? ¿Qué lo hará especial? Son preguntas cortas esperando respuestas infinitas. Será EL día porque lo viviré. No me quedaré sentada esperando que un príncipe azul llegue en su corcel blanco a pedirme matrimonio y a salvarme de mi trágica vida. Tampoco quiero envejecer esperando a un hada madrina dispuesta a concederme mis caprichos. Lo único que quiero es vivir. Tal vez no mucho, tal vez demasiado. Quizá no como se deba, quizá no como quiera. Simplemente vivir.

Después de esto el día siguiente será distinto, no podré verlo de igual manera. Ya no me entretendrán las mismas cosas que antes. El blanco no será tan puro ni el negro tan perverso; amarillo y azul no crearán verde. Lo eterno se volverá efímero y lo inexistente será tangible. Probablemente la gente diga que cambié, que no soy la misma de AYER. Seguramente será cierto, porque después de vivir realmente ¿quién sigue siendo igual?

La locura de amar

Estábamos en un pueblo pequeño, pero lleno de magia, de sabor, de secretos... Mi hermano y yo llegamos a éste lugar en vacaciones, las clases ya habían terminado y decidimos irnos a descansar con la familia, la ciudad ya nos había aturdido un poco, todo era monótono: inseguridad, corrupción, bestias, caníbales; me fastidiaba vivir en una urbe demencial. Otra razón por la que elegimos venir aquí es porque mis abuelos ya están grandes, así que podríamos hacer cuanto quisiéramos, podríamos burlar sus reglas y divertirnos, que finalmente, eso era lo que buscábamos de éstas vacaciones, además, al ser mi cumpleaños supuse que era justo que me divirtiera más que en cualquier otra fecha. Mis padres seguían trabajando en la ciudad, así que no representaban ningún obstáculo en nuestros planes.

Allá tengo algunos amigos, así que estuve planeando una fiesta a la
que fueran todos los jóvenes del pueblo, sería una fiesta digna de todo rockstar. Ya que había logrado que mis abuelos dejaran la casa sola para hacer la fiesta, les avisé a mis amigos qué día sería y los dejé invitar a más conocidos suyos. Ana se acercó a mí y acordamos una apuesta. Ésta consistía en que me besaría con todos los chicos. Sería fácil ya que, al ser yo forastera, llamaba su atención. Era como el juguete nuevo con el que todos querían –y debían- jugar.

Puse un plan previamente meditado en marcha. Fui de mesa en mesa a
tomarme una copa con cada chico, después de un guiño ya lo tenía rodeándome con sus brazos. Más sencillo de lo que pensé, pero después de 7 tragos no podía sostenerme, tambaleaba y reía como loca, sin saber lo que encontraría frente a mí.

Y así fue como lo conocí. No lo había visto jamás, ya llevaba 3
días en el pueblo, que no era más grande que la colonia en la que yo vivía, y jamás había notado a alguien como él, que para ser un pueblerino, era demasiado apuesto, además era caballeroso, cosa que en estos tiempos es difícil de hallar, contaba con una agradable charla, me hacía reír, pero sobre todo, desnudaba mi alma. Yo soy muy fría, en ocasiones insensible y dura ante la pupila ajena, y me sorprendió que él pudiese descifrar mi silencio, sus ojos se convirtieron en mi espejo favorito, me olvidé de todos, de todo, ellos estaban ahí para festejarme, pero a mí el único que me importaba era él, tenía un encanto difícil de describir, no soy capaz de recrear la conversación que tuvimos aquella noche, sin embargo, recuerdo fielmente cada instante que a su lado pasé. Sé que me llevó a la azotea de la casa, sus labios acariciaron mi mano pidiéndome dulcemente que le concediera una pieza, tan sólo una nota bastó para que yo comenzara a quererlo, todo sucedió al danzar bañados con el fulgor que la luna hacía el favor de prestarnos. Él fue lo mejor de la noche. Su voz era tan deliciosa y tenue, sin perder esa virilidad que me hacía sentir protegida a cada palabra dicha. Todo era un alud de sentimientos dentro de mí. Me meció hacia el infinito cuando comenzó a cantar, no recuerdo qué canción era, había bebido mucho, sólo recuerdo que la sensación que me dejó fue de un éxtasis tan poco relatable de lo estupendo que fue. Supongo que así se debe sentir el amor.

Después de esa noche, de aquella bendita noche, pregunté a mis amigos
si alguno de ellos lo había invitado, pero nadie recordaba haberlo visto antes, jamás habían visto a alguien como él, creo que quizá es mi error, lo recuerdo tan apolíneo que seguramente arreglo su imagen de más, lo describo como un príncipe azul, tan hermoso que hasta Cenicienta queda imperfecta a su lado, tan especial que no sé si yo lo merezco. Pasaron varias semanas. Nadie supo decirme algo de él. Se me hizo eterno el tiempo sin saber nada, entristecí demasiado, tanto que en cierto momento no lo pude ocultar. Mi abuela lo notó y quiso tener una plática conmigo, yo no quería, me rehusaba, ¿por qué debía hablar con ella de algo que sólo a mí me afectaba? ¿Quién es ella para pedirme una plática en medio de mi dolor? Sin embargo, sabía que me
hacía falta desahogarme, tener el consejo de alguien, así que
acepté, tuve que tragarme mi orgullo, finalmente no engorda, y seguí con el juego. Fui a su habitación y me estaba esperando, estaba sentada en aquella mecedora que mi abuelo se robó del despacho de su jefe, un hacendado con mucho valor comercial, pero poco valor humano, en fin, atravesé su cuarto y me pidió que me sentará en el suelo, ella comenzó a hablar, al principio parecían ideas sueltas, frases sin ton ni son, pero conforme fue avanzando la plática todo cobró sentido, me contó cómo fue que conoció a mi abuelo, su primer beso, el amor que, aún después de tantas décadas le sigue guardando, todo era tan especial, así me sentí yo al lado de él, por como ella lo platica, creo que estoy enamorada. Sí, lo sé, fue tan sólo un par de horas el tiempo que estuve con él, ¿Pero quién dice que existe un tiempo predeterminado para comenzar a amar a alguien?

Después de la charla con mi abuela, sonó el teléfono, era Víctor,
mi hermano. En la mañana fue al centro del pueblo, quería comprar un par de regalos para mis padres, pero por andar bebiendo con sus amigos se le olvidaron las llaves dentro del carro, así que me marcó para que le llevará el otro juego de llaves, pero como le urgía, tuve que ir corriendo, en eso decidí tomar un atajo, doblé rápidamente a la derecha en una cuadra que según yo me conduciría más rápido con mi hermano, pero nada fue así. Era una calle muy fea, como la parte abandonada del pueblo, jamás había pasado por allí y noté un edificio limpiamente blanco, contrastaba con todo a su alrededor, parecía un palacio. Me quedé asombrada, la escena era apantallante.
 
Pero lo peor estaba por venir, vi salir de ahí a mi príncipe, que también vestía de blanco, me miró fijamente, yo no pude hacer lo mismo, me conformé con mirarlo de reojo, su inmaculada perfección se había evaporado, lucía demacrado y cansado, creo que más delgado también. Seguí mi camino, no quería más falsas ilusiones. Él me 
siguió, sus miradas eran una daga filosa que se enterraban poco a
poco dentro de mí, la daga contenía un veneno voraz, sabía qué decir para que yo riera, llorara e incluso amara. No pude resistir, no soy de una voluntad fuerte y mucho menos a su lado. Reí y él notó mis nervios, acarició mi mejilla derecha con su dedo índice y saboreo mis labios con sus pupilas, esas en las que yo amaba reflejarme. No titubeó mucho en complacer a sus sentidos y me besó, no fue algo apasionado, más bien fue delicado, absorbió mi aliento lentamente. Fue un roce que se fundió al vapor de nuestras almas, tan hambrientas de olvido y tan sedientas de locura, que en busca de nuevos aires se encontraron a su paso con un destello de luz, un tornado de amor que pocos creen real.

Nos miramos un instante, un segundo, un momento que recordaré por
siempre, mi mente desvarió y eché a correr, debía seguir mi camino, mi hermano me esperaba, o al menos esos fueron los pretextos que puse para evitar formalizar o acordar una cita, yo quería olvidarlo, pero sabía que no era algo fácil. Le pedí a mi hermano que me llevase con mi abuela, a ella le conté del lugar blanco que había visto, tan parecido a como yo imaginaba que el paraíso es, ella puso cara de terror, me hizo prometer que de ningún modo volvería a ese lugar, yo accedí, estaba realmente asustada, su rostro desencajado me envolvió en una atmósfera pavorosa.
-¿Por qué ese lugar es tan peligroso, abue? le pregunté. Ella agachó la mirada y dijo que esperaba que no volviera a acercarme a ahí, que anduviera con cuidado, ya que ese lúgubre lugar era un… manicomio. 
 
¿¡Qué!? ¿Mi chico era un…loco? ¿Estaba enfermo? ¿Por eso vestía de blanco? ¡Demonios! ¿Por qué nunca lo sospeché? Ahora… ¿qué hago?
Me arrepiento tanto de no haberle pedido su nombre. Mi abuela dice que
todo tiene una razón de ser, que lo olvide y siga con mi vida, yo no estoy tan segura de poder hacer eso, finalmente
¿quién está más loco? ¿Un hombre incomprendido o una mujer enamorada?
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Bueno, a  ver qué opinan de mi cuentito, no pensaba publicarlo, pero la nueva amiga imaginaria Haku me convenció, así que aquí lo tienen n.n
P.D: Se aceptan quejas y sugerencias...

Yo no bebo para olvidar, y mucho menos me olvido de beber. Yo digo que no tomo… Consejos que no pedí. Sí, así es, eso es lo que yo no tomo. JAMÁS.

Él toca la guitarra y ella el violín. Esa pequeña el pandero y otro más el flautín. Pero yo no. Yo soy incapaz siquiera de tocar la puerta de su casa.


Hola:
Sabes, me dio mucho gusto conocerte. Haber compartido tantas cosas contigo, el tiempo que hemos pasado juntos ha sido realmente increíble. Eres tan espantosamente ridícula y tontamente cínica. Muchas veces has dicho que eres especial, que desde el nacimiento has sido única, jajaja qué tontería. Tu argumento era éste: ¿Quién le prohibe a su mamá cenar en Nochebuena y mejor la envía al hospital? Y yo te respondo: ¿De qué te sirvió hacer algo tan poco importante como nacer? Es tan poco relevante que la gente lo olvida por celebrar el nacimiento de un tal Jesús. Al principio eso te molestaba, ya que esperabas todo un año para celebrar tu onomástico y te salen con eso, pero te fuiste acostumbrando y ya ni tu misma le tomabas tanta importancia. También recuerdo como te enojaba que los regalos parecieran oferta de supermercado: Todo al 2x1.
¿Recuerdas cuando trataron de enseñarte a andar en bici? ¡Ay, Mayra! Qué mal te fue aquella vez, terminaste con tremendo moretón en el brazo y una aversión horrible hacia las bicicletas. Aunque ellas no tenían la culpa de nada, fue la impaciencia de tus padres las que lo hicieron. Siempre fuiste de buena memoria, pero mala orientación. Nunca te perdiste en tu casa nada más porque era un lugar de 2 metros cuadrados. En cambio recordabas con facilidad los cumpleaños, las fechas importantes, el nombre de la gente, las pláticas que tenías con ellos...
Solías tener un mundo en tu cabeza, era una madriguera en la que te escabullías de la realidad. Puedo atreverme a decir que en ella eras más feliz, ya que caprichosamente todo ocurría a tu favor, como tú lo deseabas.
Si me hubieran dicho que habrías de alojar a un niño alemán en tu mente, me hubiera carcajeado. Aunque ahora que lo veo cierto me he puesto a pensar sobre ello y de alguna manera suena lógico. Siempre fuíste distinta. O al menos eso creías. Cada mañana al despertar JAMÁS recordabas tus sueños. Rara vez el destino te concedía el lujo de poseer vagos recuerdos, cuando la mayoría era capaz de recordarlos casi por completo. Pero lo que se les escapaba era que tú olvidabas los sueños que ocurrían al dormir. Pero los del Sol, esos los tenías más que presentes, aunque no siempre lograras realizarlos.
Tratabas de olvidar la mediocridad y en el intento acababas ensangrentada. Pero después de todo, como bien lo escuchaste aquella única vez tan especial y nostálgica: Tu corazón nació entre espinas, la conformidad no debe ser lo tuyo, no es lo tuyo. Ahí radica la diferencia. Simple, ¿no?
Siempre creíste que morirías joven y aún hoy, a tus años sigues aquí, no crees que aún no te hayan llevado. Mucho quisieras estar con él, con Hades, rodeando su cuello con tus brazos, dejándote seducir sin oponer resistencia. Y es que no entiendes por qué la gente le teme tanto a la muerte cuando tú la llamas cada anochecer. Te citas con ella y siempre te deja plantada. ¿Quién iba a suponer que en tus últimos años cambiarías de forma tan brusca? Antes te encantaba salir y divagar sin rumbo sólo para alejar tu mente, para renovarte, para ver a quién te traía el viento. Y mírate ahora ¡qué ridícula! Esas personas te prohiben salir porque quizá no recuerdes el camino de vuelta a casa. Tú no sabes quiénes son, ni la relación que guardan contigo, se hacen llamar tu FAMILIA. Sé que no entiendes de que hablo, para ti es como si narrara un cuento. Mañana habrás olvidado ésta carta que hoy te escribo, hoy que es 25 de Diciembre. Tan sólo para recordarte que a pesar de las discusiones, las carcajadas, las peleas, las pláticas eternas, los llantos... siempre estaré a tu lado. Porque yo nací, sufrí, viví y moriré gracias a ti. Y lo reitero: Fue un placer haber coincidido en el mismo cuerpo, y sobre todo en la misma alma.
Que tengas un lindo cumpleaños. No todos los días se cumplen 85. Disfrútalo y como solías decir: Sé feliz.
Con cariño, tu ego.

Quiero nuevos aires

Éstos días por una extraña razón me dieron ganas de irme a vivir a provincia. Quizá no definitivamente pero sí por un tiempo, nomás para probar.
Seguramente es genial ir de un lugar a otro en tu ciudad tan rápido como Flash. No tienes que estar 3 horas diario metido en el tráfico tan sólo para sobrevivir. Si preguntas dónde queda una calle de seguro la mayoría sabe darte indicaciones para llegar a ella. Otra muy buena razón es que hay menos gente y creo que es más fácil ponerse de acuerdo para solucionar los problemas, hay menos delincuencia, todo queda muy cerca, se organizan demasiadas ferias =D y fiestas como las de antes. No hay tanta contaminación, el cielo es más claro, por el día puedes recostarte en el pasto y buscarle formas a las nubes y por las noches se puede observar las estrellas en toda su plenitud, en esta temporada podrías ver a las estrellas de Los Reyes Magos tintilando fijamente para ver si mereces o no regalo =p Tienen un acento muy chistosón jojojo, comida única, regionalismos que sólo ellos entienden, tal pareciera que hablasen en clave.
Y digo que nada más para probar, porque no sé que tanto aguantaría, lo más que he estado fuera de la ciudad ha sido una semana y eran vacaciones, así que realmente nunca lo he vivido en serio...
Aquí tengo variedad, si no encuentro algún libro, película, blusa, zapatos, revista, CD, celular, juguete tengo mil8mil lugares más para buscarlos, pero de que los encuentro, los encuentro >=) Las mejores exposiciones, las conferencias de gente 'reconocida', los conciertos más esperados ocurren (casi siempre) primero aquí, ya si después tienen tiempo -y ganas- se irán a dar una una vuelta por los demás estados. Quizá no sea tan buena idea eso de habitar una ciudad diminuta, ya saben... Pueblo chico, infierno grande jajaja ok no xD Pero de alguna manera tiene un poco de verdad, aquí me puedo escapar un ratito a los lugares más concurridos y tengo la "suerte" de no encontrarme a nadie, y si fuera una ciudad pequeña, seguramente habría ahí alguien y eso no se me haría muy divertido.

Aunque supongo que ellos pensarán lo mismo de vivir en una urbe de locos, en la ciudad de la demencia...

Turururú

¿Tener fe es irracional? ¿Poseer esperanza es incoherente? No estoy segura, pero el simple hecho de repetirme a mi misma que todo esto pasará, que no tengo porque soportar eternamente lo que me disgusta, lo que no soporto, lo que en ocasiones hace poco sencillo seguir jugando este incongruente juego, del que desconozco si mañana seguiré siendo partícipe o talvez lo pierda, porque aqui los empates no existen, tan solo uno gana y el resto pierde. Aquí hay más derrotas que victorias. Es como una obra teatral: Hay protagonistas, antagonistas y extras. También hay teloneros, gente tras bambalinas. Nadie nota su trabajo, sin embargo, es indispensable para que todo continúe girando.
En este gran teatro que es la vida, cada quien decide que papel tomar y como desempeñar su rol. En ocasiones nos esforzamos demasiado en interpretar bien nuestro papel ante los demás, que perdemos de vista quienes éramos realmente antes de toda ésta farsa, olvidamos nuestra esencia, porque no se pierde por sí sola, somos nosotros quienes la dejamos botada a la orilla del camino por creerla un estorbo en aras de alcanzar el éxito en un mundo al que poco le importamos.
Nuestras prioridades se desvirtuan y cambiamos de orden las necesidades del corazón, las vamos relegando al igual que las del alma. Y un día, cuando de viejos estemos recordando anécdotas con nuestros nietos, sentiremos rodar en lo más profundo de nuestro ser una lágrima que silenciosamente nos reclama los años idos y que ahora muertos se hallan.