¿Tener fe es irracional? ¿Poseer esperanza es incoherente? No estoy segura, pero el simple hecho de repetirme a mi misma que todo esto pasará, que no tengo porque soportar eternamente lo que me disgusta, lo que no soporto, lo que en ocasiones hace poco sencillo seguir jugando este incongruente juego, del que desconozco si mañana seguiré siendo partícipe o talvez lo pierda, porque aqui los empates no existen, tan solo uno gana y el resto pierde. Aquí hay más derrotas que victorias. Es como una obra teatral: Hay protagonistas, antagonistas y extras. También hay teloneros, gente tras bambalinas. Nadie nota su trabajo, sin embargo, es indispensable para que todo continúe girando.
En este gran teatro que es la vida, cada quien decide que papel tomar y como desempeñar su rol. En ocasiones nos esforzamos demasiado en interpretar bien nuestro papel ante los demás, que perdemos de vista quienes éramos realmente antes de toda ésta farsa, olvidamos nuestra esencia, porque no se pierde por sí sola, somos nosotros quienes la dejamos botada a la orilla del camino por creerla un estorbo en aras de alcanzar el éxito en un mundo al que poco le importamos.Nuestras prioridades se desvirtuan y cambiamos de orden las necesidades del corazón, las vamos relegando al igual que las del alma. Y un día, cuando de viejos estemos recordando anécdotas con nuestros nietos, sentiremos rodar en lo más profundo de nuestro ser una lágrima que silenciosamente nos reclama los años idos y que ahora muertos se hallan.