Hola:
Sabes, me dio mucho gusto conocerte. Haber compartido tantas cosas contigo, el tiempo que hemos pasado juntos ha sido realmente increíble. Eres tan espantosamente ridícula y tontamente cínica. Muchas veces has dicho que eres especial, que desde el nacimiento has sido única, jajaja qué tontería. Tu argumento era éste: ¿Quién le prohibe a su mamá cenar en Nochebuena y mejor la envía al hospital? Y yo te respondo: ¿De qué te sirvió hacer algo tan poco importante como nacer? Es tan poco relevante que la gente lo olvida por celebrar el nacimiento de un tal Jesús. Al principio eso te molestaba, ya que esperabas todo un año para celebrar tu onomástico y te salen con eso, pero te fuiste acostumbrando y ya ni tu misma le tomabas tanta importancia. También recuerdo como te enojaba que los regalos parecieran oferta de supermercado: Todo al 2x1.
¿Recuerdas cuando trataron de enseñarte a andar en bici? ¡Ay, Mayra! Qué mal te fue aquella vez, terminaste con tremendo moretón en el brazo y una aversión horrible hacia las bicicletas. Aunque ellas no tenían la culpa de nada, fue la impaciencia de tus padres las que lo hicieron. Siempre fuiste de buena memoria, pero mala orientación. Nunca te perdiste en tu casa nada más porque era un lugar de 2 metros cuadrados. En cambio recordabas con facilidad los cumpleaños, las fechas importantes, el nombre de la gente, las pláticas que tenías con ellos...
Solías tener un mundo en tu cabeza, era una madriguera en la que te escabullías de la realidad. Puedo atreverme a decir que en ella eras más feliz, ya que caprichosamente todo ocurría a tu favor, como tú lo deseabas.
Si me hubieran dicho que habrías de alojar a un niño alemán en tu mente, me hubiera carcajeado. Aunque ahora que lo veo cierto me he puesto a pensar sobre ello y de alguna manera suena lógico. Siempre fuíste distinta. O al menos eso creías. Cada mañana al despertar JAMÁS recordabas tus sueños. Rara vez el destino te concedía el lujo de poseer vagos recuerdos, cuando la mayoría era capaz de recordarlos casi por completo. Pero lo que se les escapaba era que tú olvidabas los sueños que ocurrían al dormir. Pero los del Sol, esos los tenías más que presentes, aunque no siempre lograras realizarlos.
Tratabas de olvidar la mediocridad y en el intento acababas ensangrentada. Pero después de todo, como bien lo escuchaste aquella única vez tan especial y nostálgica: Tu corazón nació entre espinas, la conformidad no debe ser lo tuyo, no es lo tuyo. Ahí radica la diferencia. Simple, ¿no?
Siempre creíste que morirías joven y aún hoy, a tus años sigues aquí, no crees que aún no te hayan llevado. Mucho quisieras estar con él, con Hades, rodeando su cuello con tus brazos, dejándote seducir sin oponer resistencia. Y es que no entiendes por qué la gente le teme tanto a la muerte cuando tú la llamas cada anochecer. Te citas con ella y siempre te deja plantada. ¿Quién iba a suponer que en tus últimos años cambiarías de forma tan brusca? Antes te encantaba salir y divagar sin rumbo sólo para alejar tu mente, para renovarte, para ver a quién te traía el viento. Y mírate ahora ¡qué ridícula! Esas personas te prohiben salir porque quizá no recuerdes el camino de vuelta a casa. Tú no sabes quiénes son, ni la relación que guardan contigo, se hacen llamar tu FAMILIA. Sé que no entiendes de que hablo, para ti es como si narrara un cuento. Mañana habrás olvidado ésta carta que hoy te escribo, hoy que es 25 de Diciembre. Tan sólo para recordarte que a pesar de las discusiones, las carcajadas, las peleas, las pláticas eternas, los llantos... siempre estaré a tu lado. Porque yo nací, sufrí, viví y moriré gracias a ti. Y lo reitero: Fue un placer haber coincidido en el mismo cuerpo, y sobre todo en la misma alma.
Que tengas un lindo cumpleaños. No todos los días se cumplen 85. Disfrútalo y como solías decir: Sé feliz.
Con cariño, tu ego.

Quiero nuevos aires

Éstos días por una extraña razón me dieron ganas de irme a vivir a provincia. Quizá no definitivamente pero sí por un tiempo, nomás para probar.
Seguramente es genial ir de un lugar a otro en tu ciudad tan rápido como Flash. No tienes que estar 3 horas diario metido en el tráfico tan sólo para sobrevivir. Si preguntas dónde queda una calle de seguro la mayoría sabe darte indicaciones para llegar a ella. Otra muy buena razón es que hay menos gente y creo que es más fácil ponerse de acuerdo para solucionar los problemas, hay menos delincuencia, todo queda muy cerca, se organizan demasiadas ferias =D y fiestas como las de antes. No hay tanta contaminación, el cielo es más claro, por el día puedes recostarte en el pasto y buscarle formas a las nubes y por las noches se puede observar las estrellas en toda su plenitud, en esta temporada podrías ver a las estrellas de Los Reyes Magos tintilando fijamente para ver si mereces o no regalo =p Tienen un acento muy chistosón jojojo, comida única, regionalismos que sólo ellos entienden, tal pareciera que hablasen en clave.
Y digo que nada más para probar, porque no sé que tanto aguantaría, lo más que he estado fuera de la ciudad ha sido una semana y eran vacaciones, así que realmente nunca lo he vivido en serio...
Aquí tengo variedad, si no encuentro algún libro, película, blusa, zapatos, revista, CD, celular, juguete tengo mil8mil lugares más para buscarlos, pero de que los encuentro, los encuentro >=) Las mejores exposiciones, las conferencias de gente 'reconocida', los conciertos más esperados ocurren (casi siempre) primero aquí, ya si después tienen tiempo -y ganas- se irán a dar una una vuelta por los demás estados. Quizá no sea tan buena idea eso de habitar una ciudad diminuta, ya saben... Pueblo chico, infierno grande jajaja ok no xD Pero de alguna manera tiene un poco de verdad, aquí me puedo escapar un ratito a los lugares más concurridos y tengo la "suerte" de no encontrarme a nadie, y si fuera una ciudad pequeña, seguramente habría ahí alguien y eso no se me haría muy divertido.

Aunque supongo que ellos pensarán lo mismo de vivir en una urbe de locos, en la ciudad de la demencia...